Comunidades indígenas asentadas en la región Huasteca de San Luis Potosí han emitido una declaración de alerta frente a la posible implementación de proyectos de fractura hidráulica (fracking) en su territorio. La decisión fue anunciada este martes por líderes comunitarios, quienes denuncian la falta de información y consulta previa, así como el riesgo ambiental y social que implica esta práctica extractiva.
Los representantes de pueblos tenek y náhuatl señalaron que tienen conocimiento de permisos otorgados o en proceso de autorización para la exploración y explotación de hidrocarburos en zonas cercanas a sus comunidades. Aseguran que estas decisiones se han tomado sin su consentimiento, violando convenios internacionales como el Convenio 169 de la OIT, que protege el derecho de los pueblos indígenas a ser consultados sobre proyectos que afecten sus territorios.
Los pueblos en alerta han comenzado a organizar reuniones comunitarias y asambleas para informar a sus habitantes y coordinar estrategias legales y de resistencia pacífica. Algunos líderes no descartan la posibilidad de recurrir a organismos nacionales e internacionales en defensa de sus derechos.
La fractura hidráulica, o fracking, es una técnica para extraer gas y petróleo mediante la inyección de agua, arena y productos químicos a alta presión en el subsuelo. Esta práctica ha sido severamente criticada por organizaciones ambientalistas y científicas debido a sus impactos negativos sobre el medio ambiente, en particular la contaminación de mantos acuíferos, la emisión de gases y la sismicidad inducida.
Aunque las autoridades federales y estatales no han confirmado públicamente nuevos proyectos en la Huasteca potosina, las comunidades afirman que existen antecedentes de exploración en la región, y temen que se reinicien actividades bajo el argumento de reactivación económica.