Un estudio reciente realizado en el Reino Unido ha desatado un intenso debate en medios académicos y sociales al concluir que la mayoría de los delincuentes sexuales tienen pareja estable o están casados. El hallazgo pone en entredicho muchos de los estereotipos que comúnmente se asocian a este tipo de agresores.
El estudio, encabezado por el Centro para la Investigación Criminal y Social de la Universidad de Oxford, analizó los expedientes judiciales de más de 4,200 casos de delitos sexuales ocurridos en la última década. Los resultados indican que más del 60 % de los agresores mantenían una relación de convivencia conyugal o sentimental al momento del delito.
El informe fue presentado esta semana en el programa “Una Hora” del canal británico N+ FORO, donde especialistas en criminología, psicología y derechos humanos debatieron las implicaciones del hallazgo. Uno de los temas centrales fue el estigma que enfrentan las familias de los agresores, quienes suelen convertirse en víctimas colaterales del delito.
Durante el programa, se mostraron testimonios de cónyuges, hijos y hermanos de personas condenadas por delitos sexuales, muchos de los cuales enfrentan agresiones físicas, amenazas, expulsiones escolares y aislamiento social.
Los expertos advirtieron que, si bien es fundamental proteger y priorizar a las víctimas directas de violencia sexual, también se requiere un enfoque más empático y estructurado para atender a las familias de los agresores, que frecuentemente no tienen responsabilidad en los actos cometidos pero sí sufren consecuencias emocionales, económicas y sociales.
El estudio también sugiere que el perfil psicológico del delincuente sexual es más complejo de lo que suele mostrarse en medios y películas, lo cual podría obstaculizar esfuerzos de prevención.
En respuesta al informe, organizaciones como Rape Crisis UK y Victim Support han solicitado que se impulse una mayor educación pública sobre el tema y que se desarrollen políticas para proteger a familiares no implicados directamente en los delitos.
