El mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos comienza a reflejar consecuencias en el sector automotriz mexicano, especialmente en San Luis Potosí, donde importantes armadoras como BMW y General Motors (GM) han anunciado ajustes significativos en sus operaciones.
Según fuentes del sector, BMW ha reducido tanto su volumen de exportaciones como su ritmo de producción en la planta ubicada en el Parque Logistik II, al oriente de la ciudad. La decisión se atribuye al endurecimiento de las políticas arancelarias y a los incentivos ofrecidos por el nuevo gobierno estadounidense para que las empresas produzcan dentro de su territorio. Aunque no se han anunciado despidos masivos, el recorte en turnos y el ajuste en las metas de exportación ya ha comenzado a sentirse en la cadena de proveeduría local.
Por su parte, General Motors confirmó la reubicación parcial de una línea de producción hacia plantas en Estados Unidos, como parte de una estrategia de adaptación al nuevo entorno fiscal. La empresa aclaró que San Luis Potosí continuará siendo un punto estratégico para la producción de modelos como el Equinox, pero con una capacidad limitada respecto a los planes originales de expansión.
A pesar del panorama, las autoridades estatales han insistido en que el ecosistema industrial potosino sigue siendo robusto y atractivo, destacando su infraestructura logística, fuerza laboral especializada y una red sólida de proveedores locales. Se prevé que en los próximos días se convoque a mesas de diálogo entre empresas, gobierno y sindicatos para evaluar posibles estrategias de contención del impacto.
Mientras tanto, pequeñas y medianas empresas que forman parte del clúster automotriz ya han comenzado a reportar ajustes en sus pedidos, lo que genera incertidumbre en un sector que ha sido uno de los pilares del desarrollo económico de San Luis Potosí en la última década.